domingo, 17 de enero de 2016

Tren suburbano

En aquel convoy no cabía más gente, Clarisa sintió que la tocaban, 
apenas si pudo girar el cuello, porque le era imposible moverse. 
Una mano acariciaba la entrepierna, otra buscaba su pezón derecho. 
Aquello duró ese breve trayecto de una estación a la siguiente, 
pero fue tan intenso, que al recordarlo, Clarisa todavía se conmueve. 
S.F.

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