martes, 1 de diciembre de 2015

La sed del otro

No sé cómo hago para convivir con un borracho
ríe cuando hay que callar o discute hasta consigo mismo
dice lo que piensa sin guardar nada,
exultante y absurdo suelta su sarcasmo
devuelve preguntas con más preguntas
se atreve a creer que su verdad es absoluta
y se llama a silencio sólo para evadirse.
Le encuentra auténtico sentido a la vida
da forma al vacío y hace equilibrio en las cornisas,
percibe la ruindad del mundo aunque no lo afecte
pero se deslumbra frente a una flor de plástico,
grita al hablar y nunca le basta lo que bebe
se va consumiendo como un alimento rancio,
apenas logra ponerse en pie camina a los tumbos
reconoce mi cara reflejada en las vidrieras
y siempre me siento dolorosamente triste.

S.F.





No hay comentarios: