Estuve mucho
tiempo sin rumbo,
atravesado por
angustia, desánimo,
chocando contra perpetuos
extravíos
cautivantes luminarias,
efímeras
como su colorido haz;
pero en algún
momento
floreció una indiscutible
salvación
y sensatamente me
aferré
a aquello que
tenía a mano,
aunque se tratase
de pocos lazos
amortiguaron
golpes, fueron vitales
para el acto de
levantarme y seguir,
ahora con la absurda
certeza de saber
que nunca hubo ningún
rumbo.
S.F.
No hay comentarios:
Publicar un comentario