domingo, 29 de septiembre de 2013

Consultorio odontológico

Un movimiento inconcluso quedó flotando en el ambiente de esa reducida sala de espera. Aunque en cuestión, aquel hombre corpulento arrellanado sobre el largo sofá, nunca se hubiese ni siquiera deslizado. Un supuesto amago milimétrico de desplazamiento les hizo percibir por igual a todos los demás pacientes, porque de pronto elevaron la vista al unísono para mirarlo, que quien exhibía su lustrosa mejilla izquierda inflada como un globo se iba a levantar sin que la secretaria hubiese llamado. Pero aquel hombre corpulento con sereno gesto adolorido, siguió en silencio leyendo la revista deportiva, haciéndoles creer que interesadamente. 
S.F.

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